Uno de los grandes comunicadores chilenos, Patricio Bañados, criticó en más de una ocasión en duros términos a la televisión pública chilena. Para él, disponer de una herramienta tan poderosa para mejorar la cultura y la educación de un país, y usarla exclusivamente para mostrar gente "zangoloteándose" en la pantalla es algo criminal.
Amusing Ourselves to Death ("Divirtiéndonos hasta la muerte"), del educador humanista Neil Postman, es un texto fundamental para entender esta realidad de los medios informativos.
¿Cuán provechoso es seguir las noticias hoy en día?
¿Cuántas veces te ha sucedido que algo que haz visto/leído/oído en las noticias de la mañana afecta tus planes para ese día? A veces puede pasar con el pronóstico del tiempo, ocasionalmente con el informe del tráfico, y tal vez para algunos inversores con los índices del mercado. Excepcionalmente puede ser algo que sucede en tu barrio o involucra a alguien que conoces. Pero la enorme mayoría de las noticias son inertes: dan que hablar, pero rara vez conducen a una acción.
¿Cuáles son los pasos que planeas tomar para reducir el conflicto en el Medio Oriente? ¿O las tasas de inflación, crimen y desempleo? ¿Cuáles son tus planes para preservar el medio ambiente o reducir el riesgo de una guerra nuclear? [...]
Me tomaré la libertad de contestar por tí: no tienes pensado hacer nada al respecto. Puedes, por supuesto, votar por alguien que pretenda que tiene algunos planes, así como el poder para actuar. Pero esto sólo lo puedes hacer cada dos o cuatro años dando una hora de tu tiempo, lo que difícilmente constituye una forma de expresar la amplia gama de opiniones que tienes.
De hecho, es tan así que si un par de siglos atrás buscábamos informarnos acerca de algo que afectaba a nuestro contexto, en algún momento comenzamos a buscar contextos para hacer algo con la información que tenemos. Postman apunta a dos vías que nos inventamos para darle algo de utilidad a tanto factoide: los crucigramas, y los programas de trivia de preguntas y respuestas tipo "¿Quién Quiere ser Millonario?".
A la vista de esto último, yo diría que entonces los programas de preguntas y respuestas son una forma en que la televisión nos dice "sabemos muy bien que lo que te estamos enseñando no tiene ninguna utilidad, pero si sigues poniendo atención a este montón de trivialidades que mostramos, tal vez tengas suerte y un día te paguemos por ello".
La televisión
El formato de la televisión agrava el problema de la poca relevancia del contenido. Los programas de televisión se hacen, evidentemente, con un criterio central en mente: deben ser vistos. Y para que sean vistos es necesario que incluyan imagenes en movimiento, de corta duración y de gran variedad.
Las noticias no sólo deben ser importantes y/o interesantes. Además deben ir acompañadas de buenas imagenes que no siempre son fáciles de conseguir. Lamentablemente, en el criterio de selección de las noticias que vemos este último factor es uno de los más importantes. A fin de cuentas, lo que muestra la televisión es para la mayoría de las personas lo más atractivo que sucede en un día cualquiera.
Este formato simplemente no se presta para ciertas cosas. Postman cita una serie de estudios que muestran que incluso unos pocos minutos después de terminado un telediario, más del 20% de las personas es incapaz de nombrar una sóla de las noticias emitidas— mientras que la retención de información en un periódico es bastante más alta.
Por lo mismo, los políticos que aparecen en televisión han abandonado toda pretensión de intentar llegar a nosotros con un mensaje racional, y apelan constantemente a nuestros temores, nuestra rabia, nuestra curiosidad, etc. Lejos están los días de, por ejemplo, los debates entre el candidato republicano Abraham Lincoln y el demócrata Stephen Douglas, del cual se cuenta la siguiente anécdota:
Douglas respondió a un largo aplauso con una declaración notable y reveladora. "Amigos míos", dijo, "el silencio sería más aceptable para mí en la discusión de estas cuestiones que el aplauso. Quiero dirigirme a vuestro juicio, vuestro entendimiento y vuestras conciencias, no a vuestras pasiones ni a vuestro entusiasmo.
Orwell vs Huxley
El punto de partida de Postman es una reflexión sobre "1984" de George Orwell y "Un Mundo Feliz" de Aldous Huxley. Ambas novelas muestran futuros igualmente distópicos, pero por distintos motivos.
Orwell temía que un día hubiese gente que pudiera censurar todos los libros que leemos. Huxley temía que eso no fuese necesario, porque nadie querría leer un libro. Para Orwell la gente podría ser controlada dándoles dolor. Para Huxley la gente podría ser controlada dándoles placer.
En suma, Orwell temía que la sociedad fuese aplastada por las cosas que la gente odia, mientras que Huxley temía que la sociedad fuese aplastada por las cosas que a la gente le gustan.
[L]a aflicción de la gente de Un Mundo Feliz no era que se reían en vez de pensar; sino que ya no sabían de qué se estaban riendo y por qué habían parado de pensar.
De la misma manera, si sólo podemos poner atención a aquéllo que es entretenido o atractivo a la vista, entonces estamos ignorando una tremenda gama de hechos que simplemente no lo son o no lo son tanto, exponiéndonos a despertar un día y darnos cuenta de que mientras mirábamos hacia otro lado han sucedido un montón de cosas que nos afectan y ya no podemos cambiarlas.
Llegué a este libro de Postman porque aparecía una y otra vez en las citas de la literatura sobre Internet y medios. No lo había querido leer antes porque pensé que estaría muy desactualizado. Pero la verdad es que su análisis resulta pavorosamente actual, casi 30 años después de ser escrito. Piensa en la última vez que viste Facebook y dime que esto no es cierto:
[La gente] ya no conversa, sino que se entretienen los unos a los otros. No intercambia ideas, intercambia imágenes. No discute con proposiciones, discute acerca de quién se ve bien, acerca de celebridades y acerca de comerciales.
Neil Postman: Amusing Ourselves to Death. Penguin Books, 1985.
Fuentes: Recombinant Records.